Posted by Certificado Energético Alicante in Blog on 2 marzo, 2015 with Comentarios desactivados en Las viviendas españolas suspenden en eficiencia energetica
Las viviendas españolas pierden energía por todas partes. Nuestras viviendas son coladores con aspecto de hogar que pierden dinero sin parar. Al parque inmobiliario español le ha sacado los colores el certificado energetico —va de la A a la G— que debe incluir cada anuncio de venta o alquiler. Ese sello, similar al de los electrodomésticos, es obligatorio desde junio de 2013 y tiene su origen en una directiva europea. El fin no es otro que medir la energía consumida y las emisiones del combustible.
Cumplido su primer año y medio de vigencia, ha puesto sobre la mesa que el grueso de las casas certificadas en España está en la parte baja de la escala: el 45% son E y el 28% son G, según los datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). Las A, B y C apenas suman el 4,3%.
Compradores e inquilinos siguen sin comprender la utilidad de esta etiqueta de colores, que ven como un gasto más y no como un ahorro energético y económico. Somos poco exigentes a la hora de valorar las ventajas que supone, aunque no cabe duda que el público se irá sensibilizando.
Una vivienda de 100 metros con letra E consume en energía 1.010 euros anuales. Esta estimación es muy útil para los que estén comparando casas para su compra o alquiler. Entre una G, la peor, y otra E, la más frecuente, ya hay una diferencia de más de 1.000 euros al año. El año pasado el 85% de las casas calificadas han sido E, F y G, las peores.
Lo que más penaliza es la energía eléctrica. Cuántos más equipos, peores resultados. Y si, además, carece de aislamiento, la G está asegurada. Las calificaciones F y G son para viviendas sin aislamiento térmico. En España la mitad del parque de viviendas (unos 25 millones) se ha construido con una normativa que no exigía aislar. Son datos para que el cliente se haga una idea de cuánto va a pagar en calefacción y agua caliente y se decante por el piso más eficiente. Además, por ahora, la letra no ha provocado subidas en los precios.
Quizá porque falta información. Muchos propietarios desconocen que necesitan el certificado y otros lo hacen durante la firma del contrato, cuando debe ser antes de anunciar el piso.
Según el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, en junio de 2014 se calificaron 645.359 inmuebles. Suponen apenas el 12,9% de los cinco millones que lo requerían, estima García. Y eso que las multas alcanzan los 6.000 euros. En la Comunidad de Madrid, durante 2014 se han tramitado 120.397 certificados, de los que 65.934 han sido E y 21.231 han sido G, según la Consejería de Economía y Hacienda. Curiosamente, hay más casas D (17.190) que F (11.583).
Además del cumplimiento irregular, existe una preocupante disparidad en el precio, que en apenas un año ha bajado hasta un 50%. Los hay desde 50 euros en Madrid y Galicia hasta 90 euros en La Rioja y Canarias. En cambio, en agencias inmobiliarias manejan los 100 euros para Madrid.
El propietario tiene un mes de plazo para registrar el certificado. Y, de nuevo, discrepancias. El registro es gratuito en Madrid (por vía telemática), Andalucía, Aragón, Canarias, Cantabria, Navarra y País Vasco. En La Rioja cuesta 37,95 euros, en Cataluña 11 y en Valencia 10 euros.
En ese dossier de unos seis folios, el técnico tiene en cuenta la envolvente, que incluye la orientación y zonas de sombra, los muros de fachada y particiones interiores, puertas y ventanas por donde pueda escapar el frío y el calor. Y, por otro lado, la calefacción, aire acondicionado y agua caliente sanitaria. También, la orientación y antigüedad.
La E no es una mala nota para pisos anteriores a 2007. En los posteriores, que cumplen con el Código Técnico de la Edificación (CTE), las calificaciones deberían estar más cerca de la D. A y B está reservado a vivienda nueva cuyo promotor ha puesto un empeño especial, un chalé hecho por encargo o un bloque de pisos singular.
Los pisos con peores notas pueden hacer algunas mejoras para subir una o dos letras. De hecho, los técnicos deben aconsejar medidas de mejora y especificar cuánto cuestan. Si bien, el objetivo no debe ser la nota, sino el precio y el tiempo en amortizarlo.
Lo más rentable es aislar y sustituir las ventanas. Si primero actúas sobre el aislamiento y las ventanas y luego cambias la caldera subes, al menos, una letra. Con inversiones adecuadas, los consumos se podrían reducir en un 70%.
Aislar por la fachada consigue ahorros de hasta el 50% pero depende de la comunidad de vecinos. Otra opción es hacerlo por dentro del piso con lana de roca, poliestireno…
Entre el 15% y el 35% del calor de la calefacción se escapa por las ventanas. Cambiar las viejas, que en España normalmente son de aluminio sin rotura de puente térmico, por unas de PVC con vidrio bajo emisivo, ayuda a mejorar el aislamiento térmico de la vivienda. Las pérdidas de energía pueden reducirse hasta en un 70%.
El coste aproximado ronda los 600 euros por ventana. Ojo, hay que asegurarse de sellar las uniones entre ésta y la pared. Las persianas y contraventanas también mejoran el aislamiento frente a la radiación solar. Y si hay una demanda de aire acondicionado elevada, es aconsejable la instalación de protecciones solares como toldos.
La mayoría de las viviendas con letra G tienen una caldera antigua que gasta en exceso. La de condensación es la más eficiente del mercado porque aprovecha el calor producido en la combustión y permite ahorros de hasta el 30% en el consumo. Su precio va desde 1.100 hasta 2.100 euros. No hay que olvidar los termostatos para regular la temperatura. Y los repartidores de calor cuando se trata de calderas centralizadas (obligatorio en 2016, reduce el consumo de calefacción un 15% y cuesta 25 euros por radiador). Si toca cambiar la caldera comunitaria, las de biomasa son las que más puntúan.
Así que ya saben, para cualquier cuestión al respecto, le asesoramos gratuitamente. Contacte con Certificado Energético Alicante, y le sacaremos de cualquier duda que tenga sobre certificación energetica.
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